Yo soy Brownie

Me llaman Brownie y os voy a contar cómo he llegado a esta familia.

Nací y a los pocos meses me perdí, no volví a encontrarme con mi madre ni hermanos así que me quedé al mando de mi vida, solo, con mil pulgas y garrapatas aferradas a mi piel y comiendo lo que me encontraba o era capaz de coger al vuelo.

Un día una chica me encontró, me arropó y me llevó con ella a una protectora. ¡Tenía mogollón de perros! Ya no tenía que buscar comida ni agua, me lo daban todo con mucho cariño. Pero yo todavía estaba muy asustado, débil y esquelético. No había vuelto a saber nada de mi madre y hermanos.

A las pocas semanas me presentaron a David, él me cuidaría en adelante. Me llevó a su guardería, era un sitio muy parecido al de las chicas. Habían un montón de perros diferentes, de distintas edades y tamaños. Y ninguno como yo. Seguía con mis miedos pero cada vez tenía más comida, agua, amigos y amigas. Cada vez tenía más pelo por las partes donde tuve sarna, y… llegaron ellas.

Ese día fue emocionante para mí porque conocí a Lía ¡y era casi casi como yo! Nos parecíamos bastante. Me acerqué a saludarla y me dijo que solo estaba de paso, que sus madres se iban de viaje ese día y la recogían en 2 días, que estaba castrada y que no me hiciera muchas ilusiones.

Yo le conté emocionado que yo también estaba castrado, por algún motivo, pero que tenía amor sincero para regalarle. Mientras ella inspeccionaba mi chenil escuchaba a sus madres hablar con David. Me llegaban buenas vibraciones así que me olvidé un momento de mis miedos y salí a saludarlas.

Chris:

David, ¿no habías llevado a Lía al chenil? Jajajaja se ha escapado.

David:

Esa no es Lía, es Brownie y me sorprende mucho que haya salido a saludar personas con lo tímido que es… Nunca lo hace.

Marlén:

¿Cómo? ¿Brownie? Si es Lí… No es Lía!! Madre mía, cómo se parecen!!

Chris:

Cariño, me parece muy fuerte que hayamos confundido a nuestra hija…

David:

Es un “amorcico” de perro, muy bueno, es amigo de todos.

Marlén:

¿Los puedes juntar el finde, a ver cómo se llevan, y nos cuentas qué tal a la vuelta?

Chris:

Si se llevan bien, nos lo quedamos. ¿Dónde vamos a encontrar a otro mestizo tan parecido a Lía?

Marlén:

Hecho. Parecen hermanos.

Junio 2017, Utebo, Zaragoza.

Me acerqué a ellas y me acariciaron. No estuvo nada mal. No me había dejado antes acariciar por nadie que no fuera David. Me gustaron mucho y me decían cositas. No entendía nada pero notaba la energía que irradiaban, todo era buen rollo y amor. Así que, durante el finde fui encantador con Lía para entretenerla. Estaba bastante “tiesa” y borde. Solo tenía ojos para ellas.

Cuando llegó la noche le preguntaba a Lía muchas cosas y ella me iba contando cómo empezó todo con sus madres y su vida actual. Me pareció muy lista, estaba muy limpia y sus cacas olían francamente bien.

Al día siguiente a Lía se le bajaron los humos de princesa y me enseñó su pelota, pero es que a mi me daba igual. ¿Qué quieres que haga con esta pelota, hija mía? Ve a buscarla tú, le dije. Cuando David sacó la manguera entendí que Lía lleva mezcla de pez porque nadó muy bien en la charca. Yo como soy hidrófugo, preferí rebozarla de polvo después. Venía demasiado limpia de casa, así me sentí más cómodo. No creas que se enfadó, creo que le recordó a cuando ella estuvo en su protectora, antes de conocer a sus madres.

Chris y Marlén:

Y bien, ¿qué tal ha ido el finde? ¿se llevan bien? La estoy viendo desde aquí y va cochina cochina. Seguro que ha corrido mucho y se ha revolcado en la tierra.

David:

Muy bien. Han estado juntos todo el finde y han hecho migas. Brownie es un gran anfitrión.

Marlén y Chris:

¿De verdad? Papeles ya. Nos lo llevamos. Llama a la protectora y diles.

Junio 2017, Utebo, Zaragoza.

Se fueron, pero volvieron a recogerme para dar un paseo. Me regalaron mi primer collar y Lía me dijo: sube y estate quietecito, conduzco yo. Y ya no he vuelto a estar solito nunca más. Lía es mi hermana y tengo dos madres que me aman. Me han curado el corazón y el miedo.

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